Tras el estreno del lunes, ‘La isla de las tentaciones’ ha emitido su segunda entrega, donde las parejas se han reencontrado tras pasar una primera noche rodeados de tentación. Un arranque que ha sido de lo más explosivo, ya que se han vivido momentos de mucha tensión, emociones desbordadas y muchas lágrimas. Tras ver las primeras imágenes de sus parejas en actitud cercana y desenfadada con las tentadoras, las chicas se enfrentaban a sus novios de la peor manera. Y es que consiguieron batir un auténtico récord al hacer saltar las alarmas de la tentación ya durante las primeras horas. De esa forma, su reencuentro en la hoguera estuvo marcado por indignación, reproches, gritos y muchas lágrimas.

 La ceremonia de los solteros tampoco ayudó a calmar los ánimos, ya que muchos tentadores llegaron con ganas de caldear todavía más el ambiente. Al ver que sus parejas ya habían generado ciertas conexiones, y escogido a su favorita o favorito, colocándole el simbólico collar de la tentación, muchos han sentido resurgir los celos o el miedo a que puedan serle infieles. A eso se suma la gran sorpresa que se han llevado con la llegada de los solteros VIP, donde encontramos a Gerard Arias (protagonista de la edición pasada), Albert Barranco y Érika Portillo.

“El año pasado vine con mi pareja y la cosa no salió como yo esperaba y este año vengo totalmente a lo contrario, a conocer a una chica que me haga creer de nuevo en el amor. Creo que puede ser una de vosotras”, se presentaba Gerard. Mientras que Érika aseguraba que pese a que el año pasado le fue bien en la Isla, este año le va a “ir muchísimo mejor”. Por último, Barranco explicaba que lleva un año soltero y que tiene ganas de enamorarse. Presentaciones tras las cuales se generaba un gran silencio en el ambiente. “Habéis logrado que todo el mundo se calle”, comentaba sorprendida Sandra Barneda.

En cuanto a audiencias, no cabe duda de que el programa ha vuelto pisando con fuerza en la parrilla televisiva, con un 10,4% de share y convenciendo a 1.287.000 espectadores. Una presencia que empieza a notarse en las audiencias de sus competidores más directos.