El síndrome del ojo seco: un mal en aumento que preocupa a los expertos oculares
El sindrome del ojo seco es un problema que afecta a la salud ocular y que preocupa a los estudiosos de la materia. Al menos un 10% de la población y hasta un 20% padece o puede padecer esta dolencia. La sobreexposición a pantallas es uno de los motivos más relevantes que desencadenan esta afección.
El síndrome del ojo seco es una afección que afecta a toda la superficie ocular. Algunas de las consecuencias que desencadena esta dolencia son hinchazón en los ojos, perdida de visión y, sobre todo, incomodidad para quien lo padece. Por eso, desde el grupo Cinfa quieren concienciar a la sociedad de la importancia de un buen cuidado de los globos oculares, ya que es una parte fundamental del rostro que puede verse afectada por diferentes factores. Estos son los consejos del doctor Maset:
El síntoma más característico del síndrome del ojo seco es la sensación de tener un cuerpo extraño o arenilla dentro del ojo. Uno de los principales motivos por los cuales podemos sentir este trastorno suele estar ligado con el uso prolongado de lentillas o gafas. La escasez de parpadeo cuando realizamos actividades como la lectura o aquellas que requieren el uso de pantallas también pueden ser partícipes de la baja producción de lágrimas. Respecto a las causas ambientales, debemos tener en cuenta y evitar la exposición directa con el viento o el polvo. Si se dieran las circunstacias de tener que hacerlo, se recomienda el uso de gafas de sol que actúen de barrera física.
Además, como señala Julio Maset, médico de Cinfa, "los cambios hormonales como la bajada de andrógenos que experimentan las mujeres en la menopausia, el haberse realizado alguna cirugía en la zona —sobre todo, con láser— y la toma de ciertos medicamentos pueden reducir igualmente la secreción lagrimal".
Por último, algunas alteraciones en el párpado o enfermedades autoinmunes como el síndrome de Sjögren, la artritis reumatoide o el lupus eritematoso sistémico pueden provocar también un déficit de segregación acuosa.
Frente a estos agentes nocivos, debemos protegernos. De manera externa, es necesario que mantengamos los ojos hidratados y parpadeemos a menudo. La clave es no abusar de los dispositivos electrónicos y frenar la sobreexposición. Si detectamos alguna molestia, los expertos recomiendan acudir a soluciones lacrimales. En el día a día, hay algunos actos rutinarios que pueden alterar nuestro bienestar optico. Debemos huír de ambientes secos, conducir con ventanillas bajadas y no utilizar aparatos como el secador. Beber mucha agua y comer alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 son dos acciones que favorecerán nuestra salud ocular.
En el caso de padecer esta afección, no se aplica ningún tratamiento específico ya que es inexistente. De todas formas, gracias a ciertas rutinas se puede conseguir disminuir las molestias. Lo más habitual es el uso de lágrimas artificiales. Si hay inflamación en el párpado, Maset recomienda el uso de toallitas, geles o espumas para efectuar limpiezas rutinarias en la zona. Solo en determinados casos y siempre guiados por un oftalmólogo es recomendable la aplicación de sueros, colirios o corticoides dentro del ojo