Verano y deseo: el momento perfecto para reconectar con tu sexualidad
El deseo sexual no desaparece porque sí. A veces se adormece, se esconde o simplemente no encuentra espacio. Estrés, rutina, baja autoestima, desinformación o falta de tiempo son factores que lo apagan. Pero ¿y si el verano fuese justo la pausa necesaria para volver a conectar con nuestro cuerpo, nuestro placer y nuestras ganas? Según un artículo de JOYclub, comunidad basada en sexualidad liberal: el verano no solo es sinónimo de sol, calor y piel al aire… también puede ser el punto de partida perfecto para despertar (o redescubrir) el deseo sexual.
¿Por qué se apaga el deseo?
El deseo sexual no es lineal, puede fluctuar por múltiples razones: el estrés, la rutina, la falta de autoestima o diversos motivos vinculados al día a día. También pueden influir factores físicos como los cambios hormonales o determinados tratamientos médicos.
Pero uno de los grandes enemigos es el exceso de exigencia: pensar que “deberíamos” sentir deseo en todo momento y que, si no lo hacemos, hay un problema. Los expertos, a este respecto, recuerdan que muchas veces, el deseo no surge de forma espontánea, sino que necesita cultivarse: más caricias, más besos, más juego y menos presión.
“La mayoría de las personas se exigen sentir deseo como si fuera una obligación constante. Pero no funciona así. El deseo necesita tiempo, contexto y estímulo. Y el verano nos lo da todo: menos carga mental, más contacto con el cuerpo, más tiempo con el que poder reconectar con nuestro interior y nuestra sexualidad y una energía general que invita al juego”, afirma Cecilia Bizzotto, socióloga y sexóloga.
El verano como catalizador
¿Y por qué el verano puede ser, en parte, el salvavidas de nuestro deseo? Por un lado, hay razones físicas: más sol significa más vitamina D, lo que aumenta la producción de testosterona y oxitocina, claves en la libido. Pero también hay razones emocionales: dejamos atrás el estrés laboral, tenemos más tiempo libre, nos sentimos más guapos y hay mayor exposición social. Todo esto favorece un entorno ideal para el erotismo y la reconexión.
Y es que, la falta de deseo no solo tiene causas emocionales u hormonales, también podría estar muy ligada a la falta de educación sexual. Según la Encuesta sobre Educación Sexual 2025 realizada por JOYclub en España:
· Educación sexual mejorable: casi el 55% de los encuestados considera que su educación sexual “podría mejorar”. Un 21 % la califica directamente como “mejorable o muy mejorable”. Una mayor educación sexual se traduce en una mejor capacidad para detectar cuando se está atravesando un momento de bajo deseo sexual, y también ofrece métodos para resolver esa situación
· Falta de tiempo como barrera: el 12% reconoce no disponer de tiempo suficiente a la hora de formarse o informarse sobre sexualidad. En ese sentido, el verano ofrece una pausa muy necesaria. Sin la prisa del día a día, sin tantas obligaciones laborales o familiares, aparece el espacio mental necesario para buscar esa información, explorar nuevas prácticas, leer, escuchar o simplemente abrirse a lo que se desea.
· Falta de información veraz: otro 21 % admite no saber dónde encontrar información fiable y procedente de expertos. Con más tiempo libre y menos presión laboral, muchas personas aprovechan esta época para reflexionar, aprender y reconectar con su cuerpo. De hecho, el 38 % de los encuestados afirmaron que estarían dispuestos a hacer un curso online para conocer mejor su sexualidad y disfrutarla más. ¿Qué mejor época para hacer el curso que en verano?
“Informarse y formarse es clave para despertar el deseo. Cuando entendemos cómo funcionamos, lo que nos gusta, lo que nos excita o lo que nos bloquea, podemos vivir el sexo de una forma más libre, segura y placentera. Y para eso también hace falta tiempo, algo que muchas veces solo encontramos en vacaciones. El deseo puede apagarse, pero también puede reactivarse. Solo necesita el terreno adecuado. Y el verano es ese terreno: luz, calma, tiempo y curiosidad. Una fantasía para el cuerpo… y también para la mente”, concluye Cecilia.