Rendimiento sexual masculino: el componente emocional que les condiciona
Los expertos señalan la importancia de la calidad por encima del número también en el caso de los hombres
¿De que hablamos cuando aludimos al rendimiento sexual masculino? Si el término se refiere a la cantidad de veces que se practica el sexo, está definitivamente mal empleado. El rendimiento sexual se define como la capacidad del hombre para mantener relaciones sexuales satisfactorias, tanto para él como para su pareja. Incluye varios factores: deseo, calidad y duración de la erección, capacidad para mantener la actividad durante el acto sexual, control de la eyaculación y satisfacción global.
Lo explica desde Clínicas The Test el doctor Reina Burgos, quien añade el componente emocional: “sentirse seguro, conectado y capaz. No se trata solo de funcionar, sino de disfrutar y hacer disfrutar”.
Cómo saber si se tiene un rendimiento sexual bajo, el Índice Internacional de Función Eréctil
Así pues, hablar del número de veces que se tienen relaciones o circunscribirlas a un periodo temporal como pueden ser una semana o un mes no deja de ser algo reduccionista, cuando no anecdótico. Según explican desde estas centros especializados en salud sexual masculina, no hay un medidor cuantitativo científicamente aprobado porque depende de cada persona, su contexto y expectativas. Lo que sí se emplea para valorar la función sexual del varón son herramientas clínicas como el test de disfunción eréctil oficial: Índice Internacional de Función Eréctil (IIEF) o escalas de satisfacción sexual. Pero más allá de las cifras, puntualiza Bernardo Reina, “ lo importante es si el hombre se siente satisfecho con su sexualidad. Si no es así, ahí es donde intervenimos”.
La subjetividad y las diferentes circunstancias de cada pareja impiden así constreñir el rendimiento sexual, pero la edad es otro marcador para iluminar la cuestión. En términos generales, alrededor de los 45-52 años se empiezan a notar ciertos cambios: menor frecuencia de erecciones matutinas, disminución de la testosterona, o más tiempo de recuperación. Estos cambios son progresivos y no deben ser motivo de alarma, pero sí de atención, aunque no significan que desaparezca las sensación de disfrute ni la posibilidad de una vida sexual plena. Pero si cambia la forma en que se experimenta.
Más atención habría que poner a estos asuntos según las distintas edades:
A los veinte años, el deseo suele ser muy alto, las erecciones más frecuentes y espontáneas, y la recuperación tras la eyaculación es rápida. A los treinta, muchos hombres aún mantienen un nivel elevado de energía sexual, aunque empiezan a notar que necesitan algo más de estimulación. A partir de la cuarentena, el deseo puede mantenerse, pero las erecciones suelen requerir mayor concentración o estimulación directa. La recuperación también se alarga.
Falsas expectativas y presión autoimpuesta en la cama
En todos los casos, cuando el rendimiento sexual baja, y así lo refieren los pacientes de The Test, se puede experimentar una presión autoimpuesta o que llega por parte de la pareja. Algunos hombres sienten que deben estar siempre a la altura y eso les genera ansiedad.
Otras veces sí hay una presión externa, real o percibida. En ambos casos, el consejo es fomentar la comunicación en el seno de la pareja, pero no sólo referida a las relaciones sexuales.
Una buena noticia es que dicha presión ha cedido en un grupo relevante de hombres tras la llegada de lo que se conoce como nuevas masculinidades. El concepto, que alude, a una revisión del papel del hombre en la sociedad y en las relaciones, ha fomentado el diálogo interno y externo con respecto a esta cuestión y así lo reconoce el experto: “Hoy los hombres están más dispuestos a expresar dudas, a cuidarse y a acudir al médico cuando algo no va bien. La “nueva masculinidad” permite entender el sexo no como una cuestión de rendimiento mecánico, sino de bienestar integral. Eso es un avance, tanto para ellos como para sus parejas”.
Todo, sin olvidar, a las parejas homosexuales masculinas, donde “puede existir también presión, pero suele haber más apertura para hablar del placer desde otras perspectivas, menos centradas en la penetración o el rendimiento”.
En definitiva, el rendimiento sexual no es cuestión de números, sí lo es de edad, en tanto en cuanto el declive hormonal es tan natural en el hombre como en la mujer. Pero, en todos los casos, existe ayude profesional, tanto para entender qué ocurre como para solucionar posibles disfunciones y/o problemas de comunicación. Lo importante, finaliza el doctor Reina, es que haya espacio para la honestidad y el apoyo mutuo.